LAURA ANDREA TOVAR
Estamos en comienzos de un nuevo siglo y, desde finales de siglo pasado, venimos viendo como se ha transformado la sociedad, dejando de ser moralista y un tanto hipócrita para mostrarse abierta donde la juventud aprovecha su libertad para demostrar su identidad. Eso ha pintado las calles con personajes de diferentes tribus urbanas, cada cual con comportamientos, vestimenta y música que los distingue de los demás; entonces nos aproximamos a lo que nos interesa, aquellos chicos o chicas de ropa oscura y peinados un tanto extravagantes y fuera de lo común, ese grupo de jóvenes que se denomina emos.
Todos vemos pasar a diario por nuestro lado a algún joven perteneciente a ese grupo social; pero quizá no nos interesamos por quienes son o no vamos más allá de lo que nuestra reducida visión nos da, una definición un tanto discriminativa: son satánicos, locos, suicidas, homosexuales, entre otros; cualquier tipo de barbaridad que se nos viene a la cabeza. Eso se debe a que la sociedad considera que los Emos son personas con pensamientos diferentes y con una absurda visión de la vida que según ellos no hacen daño al mundo que los rodea; cuando la situación tiene un trasfondo mucho más delicado.
Para tratar de comprender a este grupo, podemos ir viendo sus características y sus comportamientos, de manera que al menos en parte, visualicemos sus problemáticas y su posición ante nuestra sociedad. Iniciamos con lo que percibimos a simple vista, personajes que visten de negro con toques de fucsia y violeta, ropa ajustada que muestra la delgadez de la mayoría, peinados que tapan al máximo sus rostros y ojos contorneados de sombra negra; es decir, una apariencia que refleja su decaído estado de ánimo, con lo que ellos desean demostrar su tristeza, su emotividad ante la forma en la que llevan su vida. Su apariencia no es más que la expresión de su filosofía, en la que la tristeza y la negación son un factor determinante, todo emo siente inútil su existencia, para ellos es deprimente y sufrida, nada tiene un sentido. Su cabello cubriendo el rostro, es muestra de su personalidad antisocial, no les agrada ser observados.
Los emos, como cualquier grupo social, se comportan bajo una serie de parámetros o normas que rigen a la tribu en general, donde hay que ser lo más delgado posible, altos o de lo contrario usar plataformas para aumentar la estatura, vivir en constante depresión, no creer en religiones ni dioses y tener como pareja solo a personas pertenecientes a la tribu; si no se cumple con alguna de estas reglas, no eres un emo y serás denominado como “lámpara”.
Y entonces llegamos a un tema casi que obligado al hablar de emos, la autoflagelación; pues como la mayoría sabemos, uno de los comportamientos insignia de ésta tribu y, tal vez su mayor diferencia con otras, es el hecho de lastimarse con heridas cortantes de todo tipo y casi que en todo el cuerpo. Para ellos estas heridas hechas con cuchillas, son una ayuda para exteriorizar el dolor o tristeza que sienten constantemente; sentimientos que no pueden ser desahogados solo conversando con amigos, sino sintiéndolo en carne propia y que les permita por un lado apaciguar su amargura y por otro encontrar una identidad que se forja en cada una de sus heridas.
Hasta éste punto venimos describiéndolos; pero necesitamos saber que llevaría a los jóvenes a buscar una aceptación en éste grupo, pues es algo que para nuestro caso es imposible dejar claro completamente; pero podemos basarnos en lo que muchos expertos e incluso jóvenes emo dicen sobre la motivación para pertenecer a la tribu urbana, refiriéndose básicamente a problemas personales que tiene raíz en el hogar. Los emos son de personalidad depresiva que se ha complementado con una gran cantidad de falencias en sus casas, son hijos o hijas de padres que no tienen suficiente tiempo para ellos o de familias en las cuales la comunicación y la comprensión de los problemas del otro son factores inexistentes; todo eso se une con una baja autoestima y problemas en el entorno que llevan al joven a identificarse con el mundo emo.
Para ir concluyendo, debo dejar claro que no estoy totalmente de acuerdo en la forma en que los emo se comportan ante las situaciones de su diario vivir; pero en lo que sí creo firmemente es en la no discriminación a nuestro semejante, al entender las diferencias de todos aquellos que nos rodean porque nadie es igual al otro y en casos como los emos, debemos tener en cuenta el constante cambio al que se someten las sociedades actuales, al persistente bombardeo de modas y tendencias por parte de los medios de comunicación, a la perdida de la familia convencional que deja mayor libertad pero también menor atención a los hijos de los hogares modernos y que todo esto, por supuesto, dejan a la juventud en un constante debate entre el pertenecer a un grupo y al ser aceptados.
Finalmente todos crecimos en diferentes circunstancias y en pleno 2009 donde las problemáticas de todo tipo nos consumen a todos, se da espacio a juventudes depresivas víctimas de los efectos de la postmodernidad, la perdida de sueños y la desilusión de todo lo que les rodea; es por eso que cada vez que vemos personajes como los emo, es ignorante de nuestra parte descalificarlos o discriminarlos, sin reflexionar y tener en cuenta que no son un resultado de la nada sino una consecuencia de una realidad que nos asalta a todos.
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