jueves, 25 de marzo de 2010

UNA EXTRAÑA PRESENCIA

A. M. B. S.

Era casi media noche, todos dormíamos excepto Nelson quien discutía en voz baja desde su habitación, no escuchaba lo que decía, solo sé por el tono de su voz que estaba discutiendo, pensé que hablaba por celular a lo cual no le preste mucha atención y rápidamente quedé dormido de nuevo para despertarme luego por aquella discusión absurda que me aturdía, decidí ver que sucedía, toque su puerta y le pregunte “¿Parcero está bien? Mire la hora que es y mañana tengo que madrugar”, a lo cual respondió “¡Fresco que no pasa nada, no hay problema, vuelva a dormir!”, entonces observé que no tenía cerca su celular y me pregunté si estaba perdiendo la cabeza o estaba consumiendo droga, “que comportamiento tan raro” pensé yo y volví a la cama un poco preocupado por aquella conducta sin saber lo que se vendría más adelante.
Logré conciliar el sueño para despertarme nuevamente por aquella discusión que se hacía cada vez más intensa y la verdad ya me estaba preocupando, pensé esperar un momento y ver si el ambiente se calmaba pero mis ganas de descansar me hicieron levantar para amedrentar a este individuo que al recordarle a su madre me respondió con cara de pánico y algo desesperado que alguien le hablaba al oído y halaba su cobija.
Pasan cosas muy raras, cosas que solo caben en la imaginación, en algún momento pensé que era un sueño, pero para él no lo era, su mirada reflejaba el miedo y la intriga por lo que le estaba sucediendo.
“Déjate ver, déjate ver” empezó a gritar como loco, yo estaba impresionado por aquella actuación tan tenebrosa y sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo para por desgracia mía ver cómo era lanzado contra la pared por alguna fuerza sobrenatural, la verdad no me explicaba que le estaba pasando, no sabía que decirle porque al igual que el yo sentía miedo; esos gritos desesperados despertaron a mi hermano, se veía desorientado, casi no abría los ojos y su cabello desarreglado confirmaba que dormía profundamente quien preguntaba con voz gangosa: “¡qué pasa, cual es el alboroto!”.
Faltaban pocos minutos para la media noche de ese lunes festivo que voy a recordar para siempre y allí estaba, contándole a mi hermano lo que estaba pasando y a su vez tratando de explicarme lo que había visto.
“¿quiere hablar con alguien?” le pregunte a Nelson que permanecía callado sentado en el comedor, “con mi prima” dijo él en medio de un suspiro sin musitar mas palabras, le pase el teléfono para que la llamara, la saludo y le conto lo sucedido mientras hervía el agua que había puesto mi hermano para tomarnos una aromática, la llamada no duro más de diez minutos, cuando colgó dijo “Dios está conmigo, ¿quién está contra mí?”.
Después de la llamada se veía más tranquilo, el hablar con su prima lo había reanimado un poco y su rostro había perdido ese color pálido que se fundía con las paredes; ya se veía el efecto de la aromática, todos cabeceábamos y pensé que era el mejor momento para ir a dormir.
Nelson se levanto y caminó por el pasillo que conducía al baño y las habitaciones algo inocente de lo que le iba a suceder, yo estaba sentado dando la espalda a aquel pasillo, no sabía a dónde iva así que decidí mirar, pensé que se iba a dormir pero resolvió ir al baño primero, alzó su brazo para encender la luz y en el instante que cruzó la puerta se escuchó un golpe, un golpe seco que le habían propinado directo al estómago y lo había lanzado contra la pared del frente; respiraba con dificultad y temblaba, yacía tirado en el suelo desconcertado con sus brazos en el abdomen y los ojos aguados, lo ayude a levantar mientras mi hermano algo acelerado trataba de tranquilizarlo, Nelson solo tartamudeaba, después de varios segundos retomó el habla “¿marica que pasó?” dijo con un nudo en la garganta y voz de angustia; pero era una pregunta sin respuesta.
Ya era media noche, me hubiera gustado conciliar el sueño tan rápido como Nelson lo hizo, para mi hermano y para mí esa ha sido la noche más larga de nuestras vidas.
Desde entonces, ir a dormir para Nelson es entrar a una pesadilla, tan pronto como pudo fue a vivir a otro lugar pero nos visitó un par de veces antes de mudarnos de apartamento, nos contaba que aún escuchaba la voz de esa noche y todavía halaban su cobija; ahora duerme con la luz encendida y debajo de su cama tiene toda una colección de hierbas para espantar los malos espíritus.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me parece que la historia esta bien contada es bastante descriptiva y genera al lector emociones,hace que uno se interese por leer .

alejandra dijo...

esta anectoda obtuvo crear suspenso y espectativa durante la lectura pues daba descripciones que lograron inducir al lector a sentir las emociones que el personaje sintio en ese instante de su vida , tanto la descripcion de los hechos como el suspenso que creo es bueno , pero faltaron aspectos como el contar que era lo que el escritor pensaba quien o que habia generado lo que ocurrio , pues este en ningun momento hablo sobre algo que pensaba y no quizo decir