viernes, 11 de mayo de 2012
EL DINERO O LA AUTOESTIMA por Alexandra Peña
Variedad de oficios, variedad de personas, una vida más digna para las prostitutas.
El perfume impregnado en el cuello de su amante, de su efímero amante, aquel que tal vez no regresará o se tardará un indeterminado tiempo en hacerlo, aquel que paga poco por abrigar el placer que al parecer no ha podido sentir; ese barato perfume que deja impregnado en alguna parte de la piel de aquella mujer desabrida, angustiada y herida por los sucesos de su vida, aquella marca que en cuestión de minutos desaparecerá de la tez de una meretriz más.
Meretriz un significado distinguido para una prostituta. La prostitución es un oficio que ha existido desde el comienzo de la existencia humana en todo el mundo, ningún país esta exento de vivir el meretricio en él.
Anteriormente Según Acuña (1996), Antes de Cristo para ser exactos se le llamaba prostituta a aquella mujer que obligatoriamente debía pasar la noche con los monjes antes de poderse casar, haciendo una aclaración, lo que intento decir es que todo era más libertino, no se veía el impedimento en ninguna parte y por supuesto la cultura se ejercía así.
Pero estamos en periodos muy diferentes y a partir de la edad media (oscurantismo), empezaron a surgir grandes cambios, y aquellas mujeres que vendían su cuerpo (porque siempre han existido), empezaron a mostrarse delante de la sociedad como ninfas, dueñas del hombre ajeno, ladronas y corrientes, por no aclarar que son más que un objeto sexual, sin palabra ni orgullo.
Nunca ha sido un tabú, en todo el mundo las hay, no se requiere buscar, parecerá todo tan simple pero no es así: Cada acto tiene su precio y entre más malo sea más hay que pagar; sean los motivos que sean, la prostitución es una modalidad de empleo barata, excluyente y perteneciente a personas de todos los estratos, por las razones que admitan es un sólo y simple acto denigrante. Por otra parte no podemos dejar de pensar aquellas situaciones que influyen a estas mujeres a practicar este oficio, se justificarán afirmando que no tuvieron una opción distinta, quizás no tenían trabajo y como algunas dicen “no podían dejar morir de hambre a sus hijos”, la mayoría (por no decir todas) son madres cabeza de hogar, atienden los gastos de su morada, los de sus hijos (reafirmando), los de ellas y todo lo referente a sus responsabilidades, pero cuestionémonos ¿será que lo que cobran alcanza para sostener estos compromisos? Según Loaiza (2009), estas mujeres cobran a partir de $1000 pesos y llegan a un tope de $15000 por cliente (si es un caso especial), Pero seamos realistas casi nunca sucede aquello, no se llega ni aproximar al mínimo aquí en Colombia, entonces ¿Qué hace que estas mujeres decidan acceder a ofrecer su cuerpo?, la respuesta es corta y congruente: Deciden llevar una vida fácil, a costa de lo que sea, incluso de su propia dignidad, sobretodo “según ellas mismas” si lo que cobran por 8 horas trabajando en oficios varios se lo pueden ganar en una 1 hora ofreciendo placer sexual, como lo afirman en el estudio realizado por Betancur, Catalina (2011), por esa razón podemos observar que en muchos casos aquellas mujeres no pueden salir de su pobre existencia y no prosperan, no dan abasto para dejar un legado el día de mañana, con sólo vivir el presente no les basta.
Retomando lo dicho anteriormente, a costa de lo que sea, es a costa de lo que sea: De su vida, su seguridad, su dignidad, su salud, el rechazo, a estas mujeres se le van la mayoría de los males encima, lo dicen ellas mismas de modo implícito en el estudio realizado por Betancur, Catalina (2011). “Cuerpo, comercio sexual, amor e identidad”. Deben lidiar con todo tipo de hombre, en su entorno hacerse respetar y jugar a no saber nada, cuando tal vez se han enterado de todo. Problemático: Estas mujeres no tienen un tiempo de descanso, uno tras otro tras otro, por simples mil pesos que al parecer sólo alcanzan para el pan de cada día. Según Betancur (2009) se arriesgan a numerosos maltratos (tanto verbales como físicos) y secretos innumerables que pueden hacerles perder su cabeza, según el Comité para la Discriminación De La Mujer (1993): cada década se multiplican los peligros de su seguridad de manera incontrolada.
Incluyamos en su larga lista de molestias, su salud: Un estudio realizado por metrosalud en el 2009 indica en un alto índice enfermedades de transmisión sexual en gran medida y hepatitis en mayor medida también en trabajadoras sexuales, por una parte los tratamientos de estos padecimientos son costosos y por la otra está claramente ejemplificado que estas mujeres no tienen la solvencia para pagar estos tratamientos, entonces al parecer este tema ni se lo plantean.
Mientras en muchos campos laborales la sociedad evoluciona, este se es intocable por la siguiente razón: el placer sexual al parecer nunca ha sido un delito, aunque es una molestia, especial molestia (valga la redundancia) para esposas y madres que deben lidiar día a día con sus esposos por mujeres como estas trabajadoras. La realidad es que esta sociedad las aborrece, las critica, las insulta, para la humanidad estas mujeres no son más que un puñado de moscas muertas sin nada que hacer, sin motivos para vivir, sin alguna capacidad de existencia.
En el estudio “Cuerpo, comercio sexual, amor e identidad” realizado en el programa de formación de Medellín “por una vida más digna” en el año 2009, pude conocer la zozobra de estas mujeres en sus relatos, amargos e insulsos, puercos e inexplicables, ellas sufren por dentro, sufren por haber entrado a esa desgracia de trabajo, sufren por las huellas que les ha dejado, el maltrato que sufrieron, el amor que no sintieron, por ofrecerse por un simple y sucio puñado de billetes, aunque ya no ejercen aquel oficio, su vida es actualmente un vacío, una desabra, sienten que su dignidad jamás la recuperarán; en conclusión todo hubiera sido más fácil si la respuesta a su falta de empleo hubiera sido otra, otra que no fuera la prostitución, una menos vulnerable, honesta, decente, pulcra, el precio de este empleo cobra alto muy alto, te deja de por vida marcada como una meretriz más.
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1 comentario:
Durante todo el ensayo la posición que tiene Alexandra frente al tema, en muchos comentarios no es clara, pero finalmente se logra entender que la posición que adopta la autora es que aparte de que muchas de las mujeres que se meten al oficio de la prostitución por situaciones difíciles tanto económicas y sociales, también otras mujeres entran a este mundo porque quieren ganar dinero fácilmente.
Alexandra logra involucrar al lector dentro de la temática que se esta tocando, de la misma manera logra despertar el interés por lo que se lee, ya que los argumentos son muy convincentes y hacer reflexionar sobre ellos.
En el desarrollo del ensayo también se puede observar que en muchas partes los conectores no son utilizados de la mejor forma, repitiendo muchos de esto s e incluso no le da un sentido a la idea que se quiere decir.
Los argumentos van relacionados con la posición o con la idea que quiere dar a mostrar la autora de este ensayo
También en la parte de la conclusión del ensayo no es muy clara, porque se entiende como haciendo una critica a la falta de empleo lo cual involucra al gobierno, mas no concluye lo que se dijo durante todo el escrito.
Maneja muy bien las citas directas e indirectas en la mayoría de argumentos o información extra que se quiere mostrar, aunque al principio hay una información que falta especificar de donde viene.
NOTA: 3.5
De acuerdo a los parámetros que se tiene para dar una calificación daría 3.5, pero ya que se dan unos buenos argumentos y logra que el lector se interese y se involucre en el, la calificación seria de 3.8
DMZ
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