Por: L. C. C. M.
Era una mañana como cualquier otra hace más o menos 7 años, yo vivía con mi mama en casa de mis dos abuelos, ella se iba a trabajar todas las mañanas y en mi periodo de vacaciones todo el día permanecía en casa con ellos. Mi abuela siempre ha sido un amor de viejita, y le encantaba salir a dar vueltas después de bañarse. Ella todos los días hacia lo mismo; se levantaba, rezaba el rosario, hacia el desayuno para mi abuelo y para mi, dejaba el almuerzo haciendo, se bañaba y se sentaba a recibir el sol en el patio, después de eso, salía a verse Con sus amigas un rato. Esa mañana todo iba bien hasta que se sentó a tomar el sol, empecé a notar que se estaba quedando allí sentada más tiempo del que acostumbraba todos los días, y de pronto empecé anotar que estaba mirando a un punto fijo y no despegaba la mirada de allí. Un año antes de ese día, una de mis tías había viajado a España, y su partida nos había dado duro a todos, especialmente a ella, por ser su madre. De pronto después de permanecer sentada tanto tiempo y con la mirada prácticamente perdida, empezó a llamar su nombre, ella empezó a hablar sola, eso no era un comportamiento normal, ya empezaba a asustarme, rápido le dije a mi abuelo lo que estaba pasando y el también se asusto, nosotros le hablábamos y ella nos respondía entre dientes pero no nos miraba. Las horas pasaban y ella seguía así, nosotros no sabíamos que hacer, las cosas se estaban saliendo de control, y los dos solos no podíamos hacer nada. Mi abuelo en medio de sus desesperación llamo a la vecina del frente que era muy amiga de mi abuelita, ella llego y se sentó a conversar con ella, las cosas seguían igual, ella solo respondía, frases prácticamente sin sentido, esa vecina tenia dos hijos en Estados Unidos, y mi abuela le preguntó por ellos, y le dijo que ellos habían estado en la casa el día anterior, que los había visto muy lindos y alentados, y la señora solo le decía que si afirmando con la cabeza, eso era totalmente imposible, ya que sus hijos no venían a Colombia hace varios años. La desesperación mía y de mi abuelo, ya estaba mas avanzada, lo segundo que se nos ocurrió fue llamar a mi mamá y a mis otros tíos, que en ese momento estaban trabajando, primero llamamos a mi mamá, y yo en medio de lagrimas le contaba, estábamos muy asustados, mientras yo lloraba y hablaba mi abuelo me acariciaba la cabeza y me decía:- no llore mas, no llore mas, y que chistoso era verlo a él diciéndome eso, cuando el también estaba ahogado llorando.
Mi abuela prácticamente estaba yéndose poco a poco. El momento en el que mas nos asustamos es cuando ella empezó a sonreír y a decir que acababa de ver a su mama, que se había muerto muchísimos años atrás, y que después de verla a ella, había visto a su hermano, que también había fallecido algunos años antes. Estábamos desconcertados, no sabíamos qué estaba pasando, mi abuela solo seguía con la mirada perdida, hablando cosas sin sentido y empezando a ver a sus parientes muertos, los cuales según ella la estaban llamando. Según lo que decía ella estaba en una playa y eran más o menos las 6 de la tarde, y la marea estaba alta, ella decía que también veía a mi abuelo, y él era el que no la dejaba pasar porque su mama le insistía que empezara a caminar mar adentro. Ella empezó a describir a su mama. Decía que tenia un vestido blanco como tejido, y que tenia una luz en su cara, y que en el pelo tenia dos trenzas. Era bastante escalofriante ver como se asomaba hacia el pasillo y nos decía que ahí estaba durmiendo Argos, un perro negro, de raza doberman que habíamos tenido hace años y que ya estaba muerto, ella también lo estaba viendo a él. La primera en llegar fue mi mamá, ya eran mas o menos las dos de la tarde y mi abuela seguía en ese estado, no la reconoció, la saludo como si fuera cualquier otra persona, pero seguía sin fijar la mirada, con la mirada perdida, cuando llegó mi tía menor, ella al instante le pregunto por sus hijos, y mas nos asustamos, mi tía en ese entonces no tenia hijos, era algo rarísimo, mi abuela continuo hablando muchas cosas así, hasta que se quedo callada un largo periodo de tiempo y levantó la mirada y nos vio alrededor de ella y nos preguntó:
- qué pasa?,
Había estado en un transe extrañísimo que ni ella misma recordaba. Hablando con un medico nos dijo que prácticamente estaba sufriendo algún ataque o infarto, y que por alguna razón no había cruzado el mar al que su mamá la llamaba y seguía con nosotros. Siempre recordare ese día, como uno de los días más extraños de mi vida, y dándole gracias a Dios que no pasÓ nada mas grave.
2 comentarios:
Me llamo mucho la atencion ya que mi anectoda tambien se trató de algo inespliacable, es bueno que aveces que compartamos estas cosas con otros ya que muestran que todavia siguen muchas cosas que no logramos comprender de la vida, el mundo o en nosotros mismos y que marcan mucho nuestras vidas al no lograr comprender el porque y llegar a pensar q estamos locos o que simplemente soñamos o imaginamos todo negandonos a creer que hay otras cosas mas alla de lo razonal para el humano.
Sobre la escritura me parecio bien que contaras la rutina que tenia tu abuela en las mañanas, que contaras a grandes rasgos lo que pasaba en la casa cada mañana, pero me parece que te falto contar un poco sobre el ambiente de la casa, de como se veia tu abuela, sus gestos, si estaba palida, como se veia tu abuelo al decirte "no llore", que cara puso tu madre, tu tia al llegar y ver asi a tu abuela, de resto me gusto mucho.
suerte
con respecto a la anécdota "la transformación de mi abuela" me parece que es una historia interesante y corta lo cual no la hace aburridora.
creo que hace falta un poco mas de descripción de personajes y de las emociones que allas sentido en ese instante.. pero en sí, me gusto y me parecio agradable leerla...
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