martes, 3 de mayo de 2011

EL TATUAJE… UNA EXPERIENCIA “ESPIRITUAL” por pedro Pablo Prado

En la antigüedad diferentes civilizaciones dispersar por los diferentes continentes del globo terráqueo, evidenciaban diversos rituales que eran de suma importancia dentro de sus actividades culturales, caracterizadas por contener un alto valor sagrado para su crecimiento espiritual y estilo de vida, los cuales pasaban de generación en generación causando siempre el mismo impacto, relevancia y valor intangible(espiritual).
Por su parte, las marcaciones en el cuerpo eran de los actos más simbólicos, imponentes e importantes que solían ejecutar las poblaciones del mundo antiguo, en medio de rituales sagrados bastante dolorosos en ocasiones, que ayudaban a conectar el alma con el mas allá; tal como lo revelan estudios realizados sobre tribus pertenecientes a Norte América que asociaban la actividad de tatuar el cuerpo con prácticas religiosas y mágicas, ritos simbólicos o como elemento que ayudaba al alma a sobrepasar los obstáculos en el camino hacia la muerte.
Antropólogos creen que el procedimiento utilizado para producir marcaciones sobre la piel era más elaborado que en nuestros días, eran rituales que necesitaban un lapso de tiempo determinado para ser finalizados por completo, un gran ejemplo de ello ocurría en Egipto, y se cree que el proceso de tatuar, era tarea casi exclusivamente para las mujeres que la mayoría de las veces se usaba para demostrar valentía o confirmar la madurez.
En el mundo moderno el tatuaje ya no es visto por gran parte de las sociedades establecidas, como un elemento cultural marcado por la divinidad, adoración, ritualidad, supremacía y demás características culturales que se conjugaban para hacer de la experiencia de marcarse la piel, un acto sublime y místico. Pero lo cierto es que todavía existen tribus en poblaciones remotas del planeta que todavía adoptan estas técnicas con el principal objetivo de la antigüedad, siendo este alimentar el espíritu, en la misma forma que todavía se puede observar en los rituales de tribus de Nueva Zelanda.
Para las sociedades actuales, el “arte de marcar el cuerpo” es visto desde ciertas perspectivas que quizá solo tiende a discriminar, rechazar o desaprobar rotundamente la esencia artística que hay detrás de un tatuaje, en gran parte enfocados y guiados básicamente por los estatutos morales del ser humano, clasificando esta actividad cultural como un conducta indebida, atroz y marginal en contra de la racionalidad. Actualmente es muy marcada la tendencia discriminativa hacia el arte de tatuar y demás modificaciones corporales, pero es necesario aclarar que en ciertos sectores de la población no en todos, es donde se ve al tatuaje como una atrocidad y no toleran estas condiciones artísticas dentro de su sociedad “ideal” (perfecta) siempre a la expectativa de generar controversia, habladurías, suspicacia y total aversión entre las masas; pero a su vez también existen quienes apreciamos y vemos los tatuajes como un elemento estéticamente bello, decorativo, sublime y digno de merecer estar entre la categoría de arte, simplemente por denotar todos esos aditamentos que hacen de marcarse la piel, algo hermoso, con una significancia y un valor espiritual que involucra al ser de forma mística en un acto sin precedentes que muchas veces puede llegar a simbolizar algo supremamente importante en la vida del individuo, como por ejemplo. Rememorar a un ser querido, superar momentos difíciles, marcar momentos inolvidables, amores, ideologías, identidad musical, sentimientos y un sinfín de significados relacionados a la persona en sí
y aunque se puede tornar doloroso es muchas ocasiones, no impide llevar a cabo tan etéreo procedimiento, en el cual solamente la piel está ahí, predispuesta y se convierte en el lienzo donde se va llevar a cabo tal obra de arte. En consecuencia, el acto de tatuarse colma muchas de los espacios vacíos que tal vez de ninguna otra forma solían llenarse, relacionados con los comportamientos de quienes lo portan, de tal forma manifestar grabados sobre el cuerpo esplendorosos que van más allá de una simple tinta derramada sobre la piel con determinado dibujo, imagen, estilo, color, tamaño o tema específico. No obstante, en nuestra sociedad siempre va estar latente la estigmatización en cuanto al tatuaje se refiere, ya que las actitudes conservadoras de muchos de nuestros padres, abuelos, tíos y todo ese público vieja guardia en general que todavía en su forma de visualizar el mundo prevalecen la severidad ligada a estos temas considerados a lo largo del siglo pasado como un “tabú”, los llevan a rechazar automáticamente esta tendencia artística. Es importante definir para las personas hoy por hoy cuáles son las cosas que vemos como tabú y todo lo que se desencadena entre las multitudes debido a ello. ¿Qué entendemos por tabú en la actualidad?
Tabú es un término polinesio que significa “lo prohibido”. El concepto permite mencionar las conductas o acciones que están prohibidas o censuradas por un grupo humano debido a cuestiones culturales, sociales o religiosas.
Un tabú es una prohibición contra una actividad determinada, generalmente sus raíces en las creencias culturales o morales. La palabra tabú designa a una conducta, actividad o costumbre prohibida por una sociedad, grupo humano o religión. Romper un tabú es considerado como una falta imperdonable por la sociedad que lo impone. En definitiva, un tabú siempre representa una restricción.
Como ya se ha mencionado, el tatuaje no es bien visto por gran número de personas en esta selva de concreto, quienes consideran el acto de tatuar el cuerpo humano, aquel “regalo divino” como un suceso aborrecible e inmoral que merece ser impugnado irremediablemente, y por ende quienes los portan o llevan consigo tatuajes que son visibles por el área del cuerpo donde están ubicados, considerarlos sin el menor escrúpulo como individuos que no merecen ni son dignos para desenvolverse en la sociedad, pero la verdad absoluta es que todas estas personas que distorsionan o está mal informados acerca del verdadero significado de un tatuaje, acuden sin más remedio a juzgar o discernir sobre el tema del tatuaje desde el punto de visto erróneo, por el hecho de que lo ven todavía como un tabú.
¿Por qué debe ser visto el tatuaje como un arte y no como tabú?
A causa de todas estas afirmaciones, El tatuaje ha ido incursionando en nuevos contextos sociales, adquiriendo así nuevos significados. Los efectos del tatuaje sobre las multitudes siempre van a ser distintos, ya que todos apreciamos y le damos connotaciones o representaciones distintas a la majestuosidad del tatuaje, es por ello que sin duda alguna el tatuaje debería ser remarcado, constituido y catalogado de una buena vez, como una tendencia artística y no como un tabú, porque se promueve desde distintas perspectivas con el único objetivo de promover en la persona sensaciones maravillosas, ayudando como atenuante en referencia a vacios espirituales en el ser humano, también de carácter motivacional en las actividades de la vida cotidiana, aplicando con contundencia elementos netamente sobresalientes en las ya conocidos estilos artísticos, (música, pintura y demás bellas artes) contribuyendo con gran efecto en la contemporaneidad ha adquirir nuevas formas de uso y valores sociales, para hacer del tatuaje una aplicación que se está apoderando de las nuevas generaciones, que por alguna razón están buscando en estas aplicaciones sublimes, alguna salida o distintos problemas de índole personal, familiar, social, emocional, político o apoyándose en ellos para expresar lo que sienten del mundo, y por consiguiente a expresar por medio de un tatuaje la rebeldía de la juventud.

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