EL GRAFFITI por LIZETH CAROLINA BUNZEL OSPINA

¿Alguna vez te has detenido a mirar los muros de la cuidad? Aquellos muros marcados de diferentes maneras que con tan solo mirarlos causan impacto, curiosidad y al mismo tiempo te muestran verdades sin tapujos, pero que lastimosamente es un medio poco aceptado y juzgado por la sociedad.

La forma más usada para marcar la cuidad es el graffiti el cual es una forma de expresión que utilizan los jóvenes para dar a conocer una inconformidad que tienen sobre algún tema de la actualidad y en el expresar aquello violan una prohibición, De acuerdo con armando “el graffiti corresponde entonces a una escritura de lo prohibido, género de escritura poseído por condiciones de perversión, que precisamente se cualifica entre más logra decir lo indecible en el lugar y ante el sector ciudadano que mantiene tal mensaje como reservado o de prohibida circulación social”.

Este arte callejero es una forma de expresión bastante valida y en ocasiones es la única manera que tienen estos jóvenes para abrirle los ojos a la sociedad sobre algún tema en especial por ejemplo la violencia que se vive hoy en día, pintando su obra en una pared que todos los ciudadanos puedan visualizar y admirar, ellos consideran esto como la única opción que tienen ya que si hacen huelgas o emplean otro tipo de medios para dar a conocer su denuncia no serian escuchados y muchos menos se tomarían en cuenta sus puntos de vista frente al tema en desacuerdo.

Sin embargo, ellos siguen siendo considerados por muchos como vándalos de color, argumentando que los graffiteros se apropian del espacio publico afectando a los ciudadanos con su obra, lo cual no es cierto ya que a los únicos que les afecta esta forma de expresión es a aquellos que no les conviene la denuncia que se plasmo en tal obra, pues ¿a usted le afecta ver un graffiti en una pared publica?, antes ocurre el efecto contrario las personas se detienen a mirar aquel graffiti y a interpretarlo de acuerdo su criterio, por tal razón los graffiteros lo pintan en un espacio publico y por lo mismo este arte no les favorece a ciertas personas. También es muy común escuchar a ciertas personas decir que estas obras de arte dañan y contaminan la estética de la cuidad pues para ellos esta forma de expresión es basura y no tiene sentido alguno, pero ¿Las publicidades políticas también no dañan la estética de la cuidad?, pues ver carteles pegados por toda la cuidad, o ver las paredes rayadas con pinturas de todo los colores haciendo propaganda a los candidatos a la presidencia hacen ver la cuidad fea y sin estética alguna (vale aclarar que no estoy en contra de las publicidades políticas), en cambio los graffiti hacen una combinación perfecta con el gris de las calles y te comunican algo que los medios comunicación no se atreven a decir.

“Apropiarnos de espacios públicos y los muros para reclamar el derecho a la ciudad, a nuestra ciudad y cuestionar las políticas y proyectos impuestos. Al hacerlo confrontamos la estética convencional, la mirada estructurada para el ‘orden’. (Quiles, 2001, p. 35)

El movimiento “Noffiti” el cual tiene como director a Karl Henning es uno de los movimientos que esta en contra del graffiti ya que no está de acuerdo con ninguna forma de expresión muralista que se plasme en un espacio público. Para reparar y borrar tales “obras de arte” de los muros, se agrupan bandos en torno al director de este movimiento Karl Henning y tal acto tiene un costo de cincuenta millones de euros. Ellos deben considerar que el graffiti es utilizado por lo jóvenes como una forma de expresarse por lo tanto no debe ser reprimida ni castigada de ninguna manera antes todo lo contrario debe ser escuchada y admirada por todos, ya que estas pinturas te muestran las verdades del país de una manera artística.

Yo estoy de acuerdo con lo que piensa Klaus Wowereit, alcalde de Berlín, el cual considera que los graffiti no deben ser frenados con represión, sino con ofertas alternativas de acuerdo a su edad y también estoy de acuerdo con el movimiento post-graffiti el cual plantea que los graffiti se pueden despegar de las paredes para alivio de los dueños de los edificios. Estas alternativas son mas viables y menos costosas para los que no están a favor de ninguna forma de expresión plasmada en los muros, y así ambos bandos podrían llegar a un acuerdo que les convenga a ambos y no gastar tanto dinero en borrar este tipo de obras.

Vale aclarar que no todo lo que se encuentra en una pared es graffiti, por ejemplo si vas por la calle y te encuentras con un mensaje como: “Lizeth Te amo” por mas increíble que este escrito, no es considerado graffiti ya que no plasma una denuncia sino un sentimiento. Otro ejemplo podría ser: “Si con el ánimo de escandalizar a los ciudadanos, unos artistas dibujan algún órgano sexual en una pared cualquiera de la ciudad, por ejemplo dentro de un colegio, ojalá femenino y regentado por religiosas, pues van a producir un tipo de graffiti oprobioso, contra la buena moral de la institución. Sin embargo, ese mismo dibujo obsceno colocado en una pared de una escuela de artes, puede tornarse objeto de contemplación y su función puede estar más bien dirigida a una práctica sobre dibujo anatómico”, entonces es claro que este ejemplo es un dibujo mural y no de graffiti.

Complementando lo dicho anteriormente, Armando Silva en su estudio sobre el graffiti llego a la conclusión de que para que una pintura urbana pueda ser considerada como graffiti debe estar acompañada de siete valencias: Marginalidad; anonimato; espontaneidad; escenicidad; precariedad; velocidad y fugacidad. Las tres primeras son pre-operativas, por lo cual se considera graffiti si cumple con estas tres condiciones. La marginalidad: Es cuando el mensaje escapa de los circuitos oficiales. El anonimato: Emitir el mensaje pero sin identificarse (enmascarado). La espontaneidad: Es el momento indicado para que el graffitero realice su obra.
Las siguientes tres son operativas, ya que responde a circunstancias materiales y de realización de texto. La escenicidad: apunta a la puesta en escena, el lugar elegido, el diseño empleado, los materiales y colores utilizados. La velocidad: Atiende a realizar el texto en el menor tiempo posible. La precariedad: se refiere al bajo costo de los materiales empleados.
La última valencia es considerada como pos-operativa. La fugacidad: actúa una vez realizado el graffiti, ya que es la valencia que asume el control social. Entonces de acuerdo a los ejemplos dados con anterioridad y teniendo encuenta que para que una pintura urbana pueda ser considerada graffiti debe cumplir con las 7 valencias dichas por Armando, por lo tanto he llegado a la conclusión que: no todo lo que se escribe o se pinta en una pared o muro urbano es un graffiti.

En síntesis, los invito a que reflexionemos en si es justo el rechazo que se tiene hacia estos jóvenes, y que al menos un día se detengan a mirar un graffiti, le analicen cada detalle que tiene y lo interpreten a de acuerdo al punto de vista de cada uno y se darán cuenta que esta es una forma de comunicación que nos permite ver las cosas de otra manera y como tal merece ser escuchada y apoyada.