Es un domingo a la hora del almuerzo. Años atrás, familias enteras se dirigirían al barrio San Fdo. Hoy, la gran mayoría solo deciden sentarse en sus salas y verlo por televisión. En cambio, otros hacen algo distinto. Por el contrario, se han levantado temprano, han almorzado apresurados y se han puesto la “escarlata” porque hoy juega la mechita. No es una final, tampoco es un clásico, simplemente es el primer partido del campeonato. Este año el America empieza de local, pero de no ser así, igual estarían preparados para viajar. Con anterioridad han reunido el dinero necesario para comprar la boleta y para los pasajes del bus. Salen de sus casas ubicadas en el norte de la ciudad, bastante retiradas del estadio. Se reúnen con unos cuantos de la banda, se dirigen a la esquina, y como cada domingo, la espera del Alfonso López se les hace eterna.
Todos de rojo. En esta ocasión no hay banderas. Miradas cargadas de sentimientos van y vienen hacia ellos; unas con desprecio, otras con miedo. Otros cuantos los saludan y les dicen palabras de aliento desde el interior de sus vehículos. Ellos simplemente esperan, esperan sin entender porque dichas miradas. No son delincuentes, ni un grupo criminal. Solo son integrantes del Barón Rojo Sur. No entienden porque los buses no les paran, no entienden porque la requisa de la policía cuadras atrás. Solo quieren ir al estadio para alentar, quieren ver al rojo, quieren cantar, convencidos que este año la vuelta van a dar.
La gente piensa que las barras son el problema, pero el problema son aquellos jóvenes no pertenecientes a las barras, quienes con sus actos delictivos, generan la opinión parte de la sociedad en contra del verdadero barrismo, cuyo único objetivo es seguir al equipo en las buenas y en las malas y sin importar en que cancha se juegue, aunque la frase suene de cajón.
Es cierto que en la calle pueden presentarse problemas por la cuestión de la territorialidad con los miembros de otras barras. Pero esos problemas no son propiamente de estos grupos, sino más bien de pandillas juveniles que llevan puestas camisas de los equipos de su preferencia, ensuciando y esquematizando a los jóvenes que si hacen parte de una comunidad barrística.
Dentro de las barras, o más bien quienes realmente son barristas, no pasan por alto todo este fenómeno de delincuencia que rodea estos movimientos. Por el contrario son quienes más insisten en eliminar y erradicar a estos jóvenes delincuentes quienes se han logrado camuflar dentro de la comunidad barristica para cometer sus fechorías. Se han dado casos de jóvenes cuyos propios compañeros los han denunciado con la fuerza pública, como lo es Camilo Zuluaga, integrante del Bloque Sur del Barón Rojo Sur, quien paga tres años de prisión por hurto a mano armada y porte ilegal de armas.
“No podemos dejar que por unos pocos se manche el nombre de toda una familia de jóvenes, y es por eso que hacemos estas denuncias a las autoridades. Queremos poder viajar sin problemas, y que la sociedad cambie esa mala idea que tienen hacia nosotros” como lo dijo Hernán Sanabria Restrepo más conocido como “Pecueca” del Bloque Norte.
Para la comunidad es muy fácil criticar y juzgar por los hechos que salen en la televisión, donde por el simple hecho de tener una camisa del América, generalizan inculpando a los miembros de la barra. Pero ellos no saben la realidad que acobija el llevar a cabo un espectáculo como el que nosotros brindamos por medio de los bombos, canticos, trompetas, trapos, banderas, luces, pólvora, rollos de papel y en ocasiones hasta humo. Detrás de todo esto hay una organización seria llevada a cabo por personas realmente comprometidas, no solo con la barra, si no también con la comunidad, pues no solo se organizan eventos internos para nosotros mismos, si no tambien para el resto de las personas como lo son campañas de limpiezas de parques como las que se realizaron en el rio Cali y campañas de donaciones de sangre para hospitales en convenio con la cruz roja, entre otras. Son muchas las acciones que la comunidad no se da cuenta que ocurren, y por eso nos tienen esquematizados como un grupo violento, como la escoria, como lo más bajo de la sociedad.
Precisamente la sociedad no se da cuenta de todos estos actos debido a que los medios de comunicación como lo son RCN o Caracol, (los más masivos en el país) no muestran sino lo que llama la atención de los espectadores como lo son los conflictos, peleas, robos, e incluso asesinatos. Todo esto lo muestran de la manera en como lo quieren mostrar, y no como realmente son los hechos, y es por esto que dando un ejemplo puntual, el clásico 261 jugado en el estadio olímpico pascual guerrero el 8 de Marzo del 2008, la policía arremetió contra unos integrantes de la barra ubicados en la tribuna sur, por un problema que ya ellos mismos habían detenido. Esta agresión en primera instancia de la policía, fue la que generó la reacción violenta de los miembros de la barra, cosa que no salió como realmente ocurrió en ningún medio de comunicación nacional, ya que a la política de este país no le conviene que la gente sepa la verdad. Nos tienen a todos manipulados y nos quieren hacer comer entero. Y todos aquellos que vayamos en contra de esa corriente y lo expresemos, vamos a ser oprimidos por la fuerza pública, quienes no tienen ninguna justificación.
Otro caso particular y mucho más reciente de agresión policial, se vio días atrás en una reunión del Bloque Sur en el parque de la iglesia del Templete, donde unos policías abrieron fuego contra integrantes de la barra causando una herida de cirugía a uno de los miembros. La razón, se desconoce todavía. Los policías no han dado la cara, y aun no se sabe el porqué de esta agresión.
El ataque hacia las barras y especialmente hacia Barón Rojo Sur, viene desde la política de seguridad democrática, y nosotros como B.R.S si le hicimos el frente a la ley 035 abiertamente donde denunciábamos que el ex presidente Alvaro Uribe Velez (en ese momento electo) era un peligro para la forma de vida barrista y por ende se hicieron marchas como la del 1 de mayo. Salimos a marchar en contra del referendo, específicamente contra el punto 16 que quería eliminar la sentencia c221 en donde se quería despenalizar el consumo. También nos quejamos en contra del proyecto de ley 179, donde querían abolir la aglomeración de personas, prácticamente sentenciando el fin de las barras a nivel nacional. En contra de sanciones que pasan a lo irracional, porque como es posible que no puedes llevar un abrigo a un partido de futbol cuando está lloviendo porque no te reconocerían en caso de problemas, esas son cosas que sobreponen la seguridad a tu salud, un derecho fundamental de todo ser humano.
A los integrantes de Barón Rojo Sur los han esquematizado como los más violentos del futbol profesional colombiano, pero en comparación con las demás barras del país las diferencias son tantas y tan rotundas que se haría un lío explicarlas. Nuestros fines son muy distintos, nosotros no buscamos confort y comodidad, no nos atrae el discreto encanto de ese grupo de pequeño burgueses que van al fútbol sólo a pasar el rato; la Mecha no es para nosotros el club en el que pagamos una acción para entretenernos el fin de semana, no es una empresa de construcción que espera conseguir adeptos erigiendo lujosos monumentos a la nada; tampoco es el capricho de un industrial que vio en el fútbol la posibilidad de hacer propaganda a sus empresas, ni es la oportunidad de farandulear por “nuestra tele” (RCN) mostrando un trapo obsequiado por el demagogo de turno.
La Mecha para cada miembro del Barón Rojo es su patria, su religión, su piel. Y la Banda... la Banda es el colectivo que logra que esta fé perdure, se fortalezca y crezca. Toda la parafernalia que se ve en la tribuna, para los demás representa la esencia, para nosotros, solo es el accesorio de un evento místico, un evento místico que queremos vivir y ser parte de el por toda la vida, mostrarle a nuestros hijos el otro lado y la otra cara del futbol. Hacerles entender que el futbol no son 22 jugadores corriendo detrás de una pelota, son miles y miles de hinchas pendientes de su equipo en donde sea, con sol, con lluvia, y si acá en Colombia nevara también. Es mostrarles que el amor hacia una institución puede llegar a ser más grande que cualquier cosa, e incluso más importante que el resto del entorno que nos rodea. Es hacerle sentir al equipo que es nuestra única pasión, pues las cosas que se hacen por ese color no se hacen por nadie. Si la semana es de 7 días, vivir 8 por esta pasión y sentir desde el fondo de nuestros corazones que somos americanos y lo seremos hasta el día de nuestra muerte. Porque aunque nadie comprende que vayamos a alentar, cada día que pasa este amor y esta pasión es más grande, ese equipo es el veneno que corre por nuestras venas y que llevamos en la sangre, la enfermedad mortal que no queremos curarnos, la droga que le pedimos a dios jamás nos falte, porque la mecha se lleva en el alma y no puede dejarse y la única razón por la que vivimos es alentar al America de Cali.
2 comentarios:
Este ensayo nos muestra una realidad desde otros ojos, una idea más clara de la situación que se vive en la tribuna, una visión alejada de los prejuicios que se tienen sobre este tema.
El texto contiene argumentos convincentes, los cuales se hacen al citar ejemplos y situaciones, nos informa, se tiene claridad a la hora de defender un punto de vista y posicionarse a favor o en contra de la idea central.
Sería bueno mejorar un poco la redacción del texto.
calificación: 4.8
Buen trabajo... se nota que el autor del ensayo ha tenido algunas experiencias de vida con las ya conocidas barras bravas. Los ejemplos dados son muy buenos.
Te haría dos recomendaciones básicas: primero debes buscar lecturas de expertos en el tema que soporten tus argumentos. Segundo que todo, debes mantener una forma de escribir fluida y constante, ya que a veces saltas de una idea a otra muy rápidamente.
Calificación: 4.4
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