NO SE DISCRIMINA LO QUE NO SE CONOCE POR JUAN MANUEL ORTIZ

Hemos observado que a lo largo de las generaciones, se nota que la sociedad tiene la tendencia de discriminar aquello que no conoce, se refleja una fuerte necesidad de rechazar, ¿pero de rechazar qué? ¿Algo que no conocen?, algo ¿que no han vivenciado? En este caso el creer en un círculo religioso se desarrolla un tipo de vida, y en ese proceso aquellos que creen descubren que su corazón se siente en casa, donde no creen en una religión sino en un Dios que lleva amor.

La religión fue creada por el hombre y en este círculo conviven hombres imperfectos que constantemente están al asecho de conocer errores de aquellos que profesan tal amor, entonces el rechazo no es a la religión en sí, sino en la mancha que han dejado aquellos que se han dejado llevar por sus pasiones y errores, mancha que ha quedado también sobre quienes han tenido buenas intenciones, los seres humanos llevamos en nuestros genes el instinto de equivocarnos, sentimientos que dañan a otros y hasta sí mismos, pero aparte de eso tenemos una naturaleza de amar de superar, de remendar errores y algunos han encontrado en estos grupos un sentimiento de hogar, donde pueden expresar con orgullo que su “corazón se siente en casa”.

La sociedad juvenil de Cali necesita estrategias para minimizar la problemática que se presenta fuertemente dentro de las universidades y sería algo realmente considerable el ser parte de este tipo de grupos o no discriminar, de una u otra forma aportamos al cambio juvenil en Cali el aceptarlo o en el mejor de los casos ser parte y contribuir con nuestras capacidades de liderazgo.

Actualmente nuestra sociedad sufre un fuerte caso de drogadicción en la juventud, y esta es la causa de numerosos jóvenes sin identidad, sin sentido de vida, vacíos y por esto Cali es una de la ciudades donde más habita el dolor y la desesperanza en familias que diariamente padecen divisiones, y falta de amor. También he localizado que muchas de ellas han encontrado en estos grupos una gran esperanza y en ese ser superior que dicen ellos que han conocido, y al investigar qué tipo de principios enseñan este tipo de personas para guiar y como afirman ellos “dejar que Dios mismo restaure la vida de estos jóvenes”, encontré que su mayor principio es el amor y que el fruto de sus esfuerzos en muchas de las familias han logrado el objetivo. Y comienzan una nueva vida donde se hacen llamar “jóvenes cristianos”.

Y al sentir que de todas las oportunidades que han tenido esta ha sido la única que ha podido suplir su necesidad, aparentemente se cierran y como dicen aquellos que los discriminan: “fanáticos”, que afirman conocer la única verdad y que otras religiones no, solo por vivir su nuevo estilo de vida con carácter donde marcan diferencia deseando crecer en su fe para continuar la labor para alcanzar a muchos más.
En muchos casos ese tipo de críticas afectan a jóvenes que apenas están comenzando, y ese tipo de discriminación ocasiona que de nuevo vuelvan a sus antiguas prácticas, heridos y frustrados.

Revisando las estadísticas que el bienestar familiar logro recoger en un barrio estigmatizado “potrero grande”, encontraron que la gran mayoría tienen problemas de drogadicción, que muchos de ellos continúan en su proceso de restauración dentro de este tipo de grupos y otros a causa de críticas y de discriminación volvieron a sus antiguos hábitos.

En conclusión afirmo que el discriminar este tipo de creencias es un acto de ignorancia por no conocer el otro lado de la cara donde la bondad y el amor son los principales protagonistas.