martes, 19 de noviembre de 2013

UN DIOS Y MUCHOS NOMBRES ESCRITO POR: GABRIEL SALAZAR

Actualmente vivimos en una comunidad libre, donde la libertad de expresión se ha convertido en un derecho para todos, por lo tanto respecto al tema de la religión, aunque suene incoherente, vivimos en un mundo monoteísta, lo digo porque aun con la diversidad de comunidades y de religiones alrededor del mundo (judaísmo, Islamismo, Catolicismo, Hinduismo, Budismo, etc.), todas tienen algo en común, la adoración por un Dios, aunque por creencias, cultura y otros factores influyentes, es representado de distintas formas.

Somos una sociedad mucho más libre de actuar y pensar, que la sociedad de la Edad Media, por ejemplo, con el tiempo hemos mejorado muchas de las costumbres y reglas que estuvieron regidas en esta época por las comunidades, aunque en ocasiones no lo parezca, somos una humanidad civilizada, donde ya no castigamos de manera brutal a los que no piensan igual que nosotros; hago énfasis en brutal por temas como la Santa Inquisición, conocida como la parte más oscura de la iglesia católica, según un archivo de Gérard Dufour este acto barbareo fue abolido definitivamente el 15 de julio de 1834. Por lo tanto ya no es practicada en la actualidad o al menos no legalmente, sin embargo no hemos avanzado lo suficiente para dejar atrás la intolerancia y el egoísmo porque a pesar de esto se siguen presentando casos de discriminación religiosa.

Por otro lado tal vez no llegamos al extremo al cual llegó el régimen que gobernó a Alemania desde 1933 a 1945 con el llamado de Adolf Hitler de acabar con los judíos, pero si queda un poco de ese pensamiento en algunas personas al rechazar y criticar a otras religiones solo por el hecho de que sus costumbres y rituales no son iguales.

En mi opinión, el Catolicismo al ser una de las religiones con más seguidores a nivel mundial debido a su antigüedad, los creyentes afirman que esta religión es la única correcta y que todas las demás actúan y piensan de manera errónea, solamente porque no ven las cosas de la misma forma o porque su forma de creer y rituales no son los mismos que los de ellos. Como ya se mencionó anteriormente, todas las religiones creen en un ser supremo al que le deben la vida, pero el problema radica en que, éste ser, en cada religión recibe un nombre diferente; pero qué tal si pensamos por un momento que todos esos seres, fueran uno solo, un solo Dios, por razones que ya nosotros no podemos explicar y mucho menos cambiar, se dividió en unos cuantos tipos y tiene diferentes nombres, pero su esencia sigue intacta; por qué no seguimos el verdadero sentido que tiene una religión el cual es adorar a un Dios no importa las cualidades o rituales que se tengan el hecho es conservar el sentido y adorar a un solo Dios supremo por el hecho de que él nos creó y nos dio la vida. Por qué, pongámonos a pensar, ¿no todos adoramos lo mismo?, ¿de verdad importa como lo llamemos?

Para complementar quiero citar un artículo de Ricardo Bucio Presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), en donde él hace la siguiente afirmación: “Una de cada cuatro personas pertenecientes a alguna religión distinta a la católica, ha sentido que sus derechos no han sido respetados por sus creencias religiosas. “Mientras 78% de la población del país dice nunca haber sido objeto de discriminación por motivos religiosos, el porcentaje desciende a 68% entre quienes profesan una religión diferente a la católica”, según la encuesta cuyo margen máximo de error es de ± 1.1 puntos porcentuales”.
Entonces, reflexionemos acerca de este tema, centrémonos en el hecho de adorar a un Dios sin importar rituales, nombres o formas representativas; enfoquémonos en el hecho de que alabar a un Dios significa darle gracias por la vida, y no lo convirtamos en un acto de discordia y rechazo para con nuestros hermanos.

1 comentario:

Unknown dijo...

La introducción del artículo es bueno, ya que comienza hablando de la libertad de expresión en general, para luego enfatizarse en lo que es la religión.
Este es un tema muy difícil y polémico de presentar, sin embargo, se logra dar a entender que por muchas diferencias religiosas que haya, todas tienen el mismo núcleo.
El autor presenta buenos argumentos que van sustentando las ideas, la estructura es totalmente clara y está muy bien redactado, aunque tiene algunos errores en las tildes. Es abierto en conceptos y conoce la historia y la hace conocer haciendo referencia con Adolf Hitler y la comparación de tiempos.
La conclusión es excelente, pero podrías haberte extendido más, tratando de tocarle el corazón al lector. Aquí es donde se supone que se establece de manera directa tu opinión, tu espacio de “regarte” por decirlo así.
Mi nota sería un 4.4. El artículo es muy bueno y entretenido, pero me hubiera gustado que fuera más en tus palabras, no tanta historia.