miércoles, 18 de noviembre de 2009

EMOS: ¿RESIGNACIÓN O LUCHA? AUGUSTO TOBÓN GARCÍA

Hoy en día vivimos en una ciudad cargada de medios masivos de información, que parece manejarnos hacia un punto determinado; es por esta razón que llega hasta todas las personas las tendencia y corrientes juveniles de todas las partes del mundo, una de las más polémicas por sus comportamientos depresivos y “apartados de la realidad” los “emos”.

Los emos son una subcultura urbana (entendiendo subcultura urbana como un grupo de personas con un conjunto distintivo de comportamientos y creencias que les diferencia de la cultura dominante de la que forman), como afirma El sociólogo francés Michel Maffesoli, en El tiempo de las tribus, escribió: “Cuando el sentimiento y la emoción sustituyen a los ideales de la razón, y a la lógica de la identidad sucede la lógica del afecto, hemos entrado en la era de las tribus” tomando esta cita nos podemos dirigir más hacia lo que queremos tratar, los emos nacen entonces con un motivo gigante de ser escuchados, y muchos jóvenes que quieren buscar su identidad caen en estas redes profundas de soledad, tristeza y desprecio hacia la vida, como forma de expresarse “emo-tivamente dejando a un lado, como dice Maffesoli, “los ideales de la razón” y entra “la lógica del afecto”.

El afecto puede ser entonces un punto de partida fundamental para esta corriente, ¿es la carencia de éste la razón de sus comportamientos? El desamor que se cultiva en una sociedad donde no hay tiempo para compartir con los hijos es el que lleva a buscar al joven a buscar en la calle lo que no encuentra en casa, en este caso con una gran dosis de depresión y desprecio hacía una vida que les niega la oportunidad de recibir un consejo de un padre preocupado por la integridad de su hijo, le ha negado la oportunidad de recibir un abrazo de un papá o un “te amo hijo” de una mamá, y ni mencionar lo que encuentra al otro lado de la calle: injurias por Internet, insultos de otros grupos juveniles que escriben en las calles, desprecio, apatía, etc. Es un mundo que parece cerrar las puertas y no dejar más que una abierta: sentirse vivo a través de las lágrimas, de los cortes en sus brazos, de la forma de vestirse y de lo poco que hablan. Esto desde la cara triste de la moneda.

Por otro lado, El analista político y consultor Carlos Germano explicó que “estos jóvenes hacen una crítica muy superficial de la realidad y no tienen la capacidad de hacer política en las tribus es más fuerte la lógica de la imagen que la reflexión y se quedan con la impugnación del modelo, pero no tienen la capacidad de generar, imaginar o crear proyectos alternativos”. Las edades conocidas de los jóvenes que pertenecen a esta clase de grupos oscilan entre los 16 y los 20 años, edad que resulta muy difícil en el tema de buscar identidad, de encontrar un propósito para la existencia, ¿qué estudio, quién soy, por qué mis compañeros me miran de esta forma, qué concepto tienen ellos de mí? Estas entre otras son preguntas que rondan cada minuto de estos jóvenes, y como afirmaba Carlos Germano, estos muchachos han encontrado una forma fácil de cruzar los brazos y simplemente decirle al mundo lo que ya se sabe, ¡que la vida es dura!, esto es algo con lo que han lidiado incluso nuestros antepasados en las cavernas, y eso que ellos tenían que conseguir su alimento, cuidar que no los mataran algún espécimen extraño en vía de evolución, todos algún día nos enfrentamos a esa realidad, todos un día tenemos que quitarnos las lagañas de los ojos, amarrarnos los pantalones y proponer un mundo diferente para nosotros mismos, para nuestros hijos, y el resto de nuestra descendencia; si, la vida es dura, todos lo sabemos pero ¿qué hacen los “emos” para hacerla diferente? Es la pregunta en la que me gustaría que te detuvieras a pensar, conozco muchos jóvenes que les ha faltado sus padres, que la vida realmente los ha tratado duro por errores de los mismos padres, pero ellos no se han quedado llorando ni escondidos detrás de un mechón de pelo, han propuesto, han logrado transformar sus estilos de vidas como lo es “nueva generaxion” que ha impactado la vida de más de 3.000 jóvenes en Cali, y ya ha pasado barreras a otras ciudades como Palmira, Popayán, Pereira, Jamundi, Bogota, entre otras. Donde guían a estos jóvenes en un camino con bases cristianas a vivir una verdadera libertad e identidad.
Hay muchas formas de expresar lo que sientes, todas las artes lo permiten, y me parece que debemos reflexionar sobre cómo lo hacemos y qué realmente le estamos proporcionando a la sociedad, ¿motivos para suicidarse o motivos para levantarse cada día con ganas de luchar por nuestros sueños? es una respuesta clara, que es tiempo de tomar.

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