Graffiti: El lado más vandálico del arte de Andrés Felipe Anaya

Eran las dos de la mañana, y estábamos en la autopista con 39, era una madrugada fría, petrificante, aun asi “Guareo” como era conocido en el mundo de los graffiteros, se preparaba a sacar las latas de la mochila, mientras yo, “campaneaba” para que los “tombos” no fueran a llegar y mandarnos a dormir en la “guandoca”…
“Guareo” dejo su mensaje, plasmado en aquella pared, era algo magnifico, algo especial, tenía cierta personalidad, aquel mensaje, por el cual habíamos trabajado aquella noche, había valido la pena, era algo de admirar, pensamos que cualquier persona podría admirar tan gran, etéreo y hermoso trabajo.



¿Qué hace que nosotros los humanos tenemos cierta tentación hacia lo prohibido? Esto es algo que nos ocurre desde el principio de los tiempos: Adam y Eva fueron expulsados del Edén porque como todos sabemos, no aguantaron tan magna tentación hacia fruto prohibido; tenemos esa tendencia a ser transgresores, Oscar Wilde nos decía en su libro “El retrato de Dorian Gray” nos mostraba este autor que “para dejar la tentación lo mejor es caer en ella”. Bien, si ni la mismísima Eva no pudo resistir la tentación de morder la manzana... Ya lo dice la frase: “No hay mayor placer que hacer lo que no puedes hacer”. La libertad en contra del hombre, el hombre debe decidir. El placer que le puede proporcionar desobedecer las normas, actuar de forma libre, esa capacidad de salir del marco preestablecido, es lo que nos mueve a realizar esto? Realmente sabemos que en algún momento ese muro o barrera que se interpone entre nosotros y lo prohibido, lo terminamos derrumbando, ya que de alguna manera eso prohíbo se vuelve tentador e irresistible.
Cuando hicimos el graffiti, me preguntaba: ¿Por qué nos tenemos que esconder para hacer algo que nos parece que es un acto que refleja algo que sentimos? El graffiti siempre va acompañado de su condición transgresora, extralimitada, destructiva, combativa... en realidad es éste el carácter que constituye su esencia: La ilegalidad. Es muy cierto que si a un “graffitero” lo agarran haciendo esta actividad lo mandan a la estación de policía, lo ponen a lavar baños o alguna actividad dentro de la estación, y al otro día, queda libre, y sabiendo que por más que lo encierren una noche , lo van a seguir realizando. ¿Porque la prohibición de hacer graffitis? Sera que es algo muy malo para la sociedad tener un sitio donde los jóvenes se pueden expresar haciendo una imagen en una pared de alguna avenida? Pero el simple hecho de castigar un acto que es encausado a enseñar una idea no sería limitar nuestra “libre expresión”, me parece que cuando hacen un graffiti, alzan la vos de los sin vos, nos identificamos muchas veces con las palabras que están ahí y sabemos que esa es una realidad que en nuestro entorno está presente y como no estarlo si es el único medio que nos permite sin obstáculo expresarnos libremente, llevarnos a una comunicación urbana.

Las personas del común creen que estas actividades las hacen desocupados, oímos hablar de inconformistas, inadaptados, antisociales, rebeldía juvenil... Pero para estudiar y justificar su causa de producción no podemos remitirnos a los eternos estereotipos, no saben que esta actividad la realizan jóvenes de todo estrato social, que todo tipo de personas hacen esto desde la marginalidad. Algunas personas le dicen vandalismo, contaminación visual, mamarrachos o simplemente gente desocupada. “El graffiti es el lado más artístico del vandalismo o el lado más vandálico del arte”, no me preocupa donde se encasille o como quieran llamarlo, porque para mí es la forma de vida de muchas personas.
Todos sabemos que la publicidad emplea tabúes sociales como el sexo, la violencia o la libertad para suscitar el deseo, el morbo, el ansia de obtener lo prohibido, lo inalcanzable, pero ellos si tienen el derecho de usar las paredes para fines meramente lucrativos porque no se pueden hacer para poder expresar algo? Y no solamente eso es tanta la publicidad que se puede apreciar en una calle, que es uno de lo factores que causan mayor accidentalidad en las ciudades.
Para algunos ciudadanos, los graffitis se han convertido en uno de los problemas sociales que más provoca la molestia de la ciudadanía, pues además de la pésima imagen urbana, los dueños de negocios y casas deben hacer gastos innecesarios cada que los “vándalos” graffitean sus propiedades. Es un atentado contra el bien común y la ciudadanía, un acto antisocial, que ataca el espíritu cívico y viola los símbolos materiales del orden social. Leandri afirmaba: “El graffiti es el grado cero de violencia, el más pequeño vandalismo posible”, El graffiti es una forma de expresión sana, la cual no afecta a ningún ciudadano o a la propia ciudad, se manifiesta como una entidad o fenómeno cultural en la modernidad que impide pasarlo por alto. El Graffiti y el espacio urbano, arquitectura y el urbanismo deberían ser sensibles a su arraigo y función social. Es más, cualquier planteamiento de futuro, debería tener en cuenta su complejidad como fenómeno cultural y su implicación en la conformación del paisaje urbano y los mecanismos de manifestación y participación ciudadanas.

Bibliografia:
http://www.valladolidwebmusical.org/graffiti/historia/08filosofia.html
Armando Silva Téllez (Mayo - Agosto del 2007), La Ciudad Como Comunicación, texto publicado en la Revista diálogos de la comunicación, ISSN 1813-9248, Nº. 74.